María Luisa Anido
María Luisa Anido dedicó su vida al arte con su guitarra. Varias de sus ideas y consejos han quedado registrados en innumerables reportajes, conferencias, clases, charlas y libros.
Como intérprete...
Acerca de la identidad artística: "¡Defiéndanla aún a costa de los profesores! Jamás se debe imitar a nadie. El alma es el fiel reflejo de esa personalidad y un alma cultivada en los valores esenciales trasciende a través de la música. Copiar modelos no sirve. Hay que ser uno mismo. Arriba del escenario se modela esa personalidad que es necesario defender toda la vida".
Acerca del sonido en la guitarra: "¡No le quiten sonido ni la maltraten porque si no, van a ser guitarristas de la primera fila. Se lo debe privilegiar sin desmedro de la interpretación. Aprovechen los mil matices que tiene!"
"Lo primero que todo artista debe mirar es su sensibilidad porque las acrobacias en el instrumento no son un fin, para eso está el deporte. El arte es otra cosa: es espíritu, especialmente en la guitarra, que para mí, es como la prolongación sonora del alma".
"La guitarra es un instrumento querido de todos y mal conocido de muchos.
No encerrarse en un solo estilo. Debe darse a conocer la mayor cantidad de posibilidades que tiene la guitarra".
"Hay que leer la partitura en forma impecable. No se debe dejar nada librado al azar. Tanto el apasionamiento como el temperamento se deben encauzar dentro de una técnica depurada".
Como maestra...
"He enseñado desde que tenía catorce años y aún lo sigo haciendo con el mismo amor, con el mismo interés. Hay que hacer docencia pero sin rigidez, con conceptos claros y sencillos. Haciendo que se conozcan los distintos estilos de tal manera que sea agradable al oyente pero, al mismo tiempo, con la mayor profundidad posible".
"Me da mucha alegría ver a tantos niños que se dedican a la guitarra. Los tiempos han cambiado: a principios de siglo, todos le decían a mi padre con un matiz de escándalo: "¡Cómo, mujer y tocando la guitarra!". Yo me sentía humillada pero mi padre, a quien en el recuerdo admiro cada vez más, persistió en su proyecto de volverme guitarrista sin saber quizás, que así me daba una "tarjeta de crédito" o "pasaporte" universal. Me volví una viajera incesante, con la guitarra al hombro, como los gauchos de mi lejana infancia. La guitarra fue mi pasaporte..."
Como intérprete...
Acerca de la identidad artística: "¡Defiéndanla aún a costa de los profesores! Jamás se debe imitar a nadie. El alma es el fiel reflejo de esa personalidad y un alma cultivada en los valores esenciales trasciende a través de la música. Copiar modelos no sirve. Hay que ser uno mismo. Arriba del escenario se modela esa personalidad que es necesario defender toda la vida".
Acerca del sonido en la guitarra: "¡No le quiten sonido ni la maltraten porque si no, van a ser guitarristas de la primera fila. Se lo debe privilegiar sin desmedro de la interpretación. Aprovechen los mil matices que tiene!"
"Lo primero que todo artista debe mirar es su sensibilidad porque las acrobacias en el instrumento no son un fin, para eso está el deporte. El arte es otra cosa: es espíritu, especialmente en la guitarra, que para mí, es como la prolongación sonora del alma".
"La guitarra es un instrumento querido de todos y mal conocido de muchos.
No encerrarse en un solo estilo. Debe darse a conocer la mayor cantidad de posibilidades que tiene la guitarra".
"Hay que leer la partitura en forma impecable. No se debe dejar nada librado al azar. Tanto el apasionamiento como el temperamento se deben encauzar dentro de una técnica depurada".
Como maestra...
"He enseñado desde que tenía catorce años y aún lo sigo haciendo con el mismo amor, con el mismo interés. Hay que hacer docencia pero sin rigidez, con conceptos claros y sencillos. Haciendo que se conozcan los distintos estilos de tal manera que sea agradable al oyente pero, al mismo tiempo, con la mayor profundidad posible".
"Me da mucha alegría ver a tantos niños que se dedican a la guitarra. Los tiempos han cambiado: a principios de siglo, todos le decían a mi padre con un matiz de escándalo: "¡Cómo, mujer y tocando la guitarra!". Yo me sentía humillada pero mi padre, a quien en el recuerdo admiro cada vez más, persistió en su proyecto de volverme guitarrista sin saber quizás, que así me daba una "tarjeta de crédito" o "pasaporte" universal. Me volví una viajera incesante, con la guitarra al hombro, como los gauchos de mi lejana infancia. La guitarra fue mi pasaporte..."